Experiencia, siglos de conocimiento y liderazgo

La segunda revolución industrial nació en Uruguay en 1863 de la mano de Lemco y la marca “Fray Bentos” de Corned Beef que se impuso en el mundo y fue conocida como “la cocina del mundo”. La Lemco tuvo el primer laboratorio de Investigación y Desarrollo (R&D) y seguramente fue la primera transnacional para la producción de alimentos. El gran objetivo era producir un extracto de carne con alto poder nutricional y de bajo costo para alimentar a los grandes contingentes obreros de Europa.

La industria de la carne en Uruguay nació siendo vanguardia tecnológica del mundo. Hoy la ex Lemco-Anglo es Patrimonio Industrial de la Humanidad declarado por la UNESCO: un tesoro a preservar que sigue despertando admiración entre los amantes de la historia industrial, la tecnología, el progreso de la humanidad.

El gran despertar: la Liebig Co, Fray Bentos, 1863

 

Hay una historia oculta por descubrir, un secreto de conocedores. Un despertar del mundo a la tecnología, al aumento de la productividad, al bienestar de las sociedades. La primera revolución industrial (1.0) comenzó en Escocia. La de la máquina a vapor, la de los telares, las locomotoras, las primeras fábricas. 1760. Casi cien años después, también algo alejado de las metrópolis (Escocia no es Inglaterra, Uruguay no es Argentina o Brasil: la innovación siempre ocurre así, en lugares que la precisan para destacarse) en Uruguay, más precisamente en Fray Bentos nació la segunda revolución industrial. Allí se fundó la Liebig Company en 1863 (LEMCO). Una empresa absolutamente extraordinaria desde todo punto de vista. Confluyeron para esto varios elementos: el químico más destacado de la época, aquel a quien se le llamó el Newton de la química: Justus Von Liebig. Un renombrado laboratorio en Alemania, cuna de los grandes descubrimientos de la época. En dicho laboratorio trabajaba otro destacado tecnólogo, Max Pettenhofer. Un ingeniero belga conocedor del potencial de América del Sur y en particular de Uruguay como proveedor de ganado: George Giebert. Finalmente financiamiento de porte y cotización en la Bolsa de Londres por un acuerdo entre el Barón de Maua y la casa Rothschild.

El gran objetivo de Liebig, un humanista, era la producción de un extracto de carne con alto poder nutricional y de bajo costo para alimentar a los grandes contingentes obreros de Europa. El propio Giebert diseño las maquinas necesarias (todos diseños originales, alta tecnología de la época: fueron elaborados en la misma Escocia líder de la primera revolución industrial).

La Lemco tuvo el primer laboratorio de Investigación y Desarrollo (R&D) y seguramente fue la primera transnacional para la producción de alimentos. La producción en serie, otra característica de la segunda revolución industrial, aumentó significativamente la productividad y abarató los costos. Por su diseño la fabrica representaba lo mejor del mundo: fue montada con piezas especiales capaces de ser reutilizadas (desmontadas) si era necesario. Además por su localización pegada al río Uruguay tenía una logística sumamente eficiente evitando traslados innecesarios.

Una gran Marca: Fray Bentos

 

Con el correr del tiempo la LEMCO se transformó en el Frigorífico Anglo. Otros tiempos donde la carne enfriada desplazó al extracto de carne y toda la línea de productos existentes. Sin embargo la marca Fray Bentos (especialmente en el Corned Beef) se impuso en los mercados europeos. Particularmente a partir de la Primera Guerra Mundial donde Fray Bentos fue llamada “la cocina del Mundo”. Aun hoy[PC1] más de un siglo después sigue siendo una marca reconocida en UK por la calidad de sus productos. Es quizás la marca de carnes de Uruguay más conocida: los ecos del pasado aun se escuchan en el presente. En 1877 se envía desde Uruguay a Europa (29 de mayo, día de la carne) un barco refrigerado con carne: nuevamente una experiencia pionera de nuestro país.